978-84-09-30540-7
La presbiacusia tiene un impacto de primer orden sobre la calidad de vida de las personas que la padecen y sobre la propia sociedad, por la magnitud del número de individuos a los que les afecta. Este libro es la contribución de un grupo de especialistas en Otorrinolaringología, Audiología, Audioprótesis y Logopedia, para promover una serie de acciones dirigidas a favorecer la formación continuada de los diferentes profesionales implicados en la problemática que rodea a la persona presbiacúsica.
La presbiacusia está incluida en ese capítulo de la patología del envejecimiento. Se trata de una pérdida de audición bilateral y progresiva con carácter neurosensorial, debida a la degeneración de diferentes estructuras del oído interno (órgano de Corti, estría vascular, células ciliadas, etc.) y cuya causa principal –al margen de otros factores hereditarios, traumáticos o metabólicos– es la involución biológica propia de la edad a partir de los 50 a 60 años.
La presbiacusia se define como una pérdida auditiva causada por los cambios degenerativos relacionados con la edad. Se encuentra determinada por factores genéticos, ambientales, sociales y por otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Supone un fuerte impacto social, ya que es una discapacidad crónica que afecta alrededor del 5% de la población mundial. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipoacusia ocupa el tercer lugar entre las patologías que involucran años de vida ajustados por discapacidad y representa la etiología más frecuente las hipoacusias neurosensoriales.
Dónde, cómo y porqué se establece el deterioro auditivo en el anciano son las preguntas fundamentales que nos planteamos al comienzo de este capítulo. El dónde se conoce bien, aunque existen puntos por dilucidar; el daño ocurre tanto en la región periférica como en la central, es decir, participan todos los estratos del sistema auditivo. El cómo se estudia en este capítulo y en el que le sucede; en ellos se refieren las alteraciones en las distintas localizaciones. Más difícil de contestar es el porqué.
La posibilidad de envejecer es, en sí misma, un auténtico triunfo, sobre todo si se cuenta con una buena calidad de vida y escaso deterioro sensorial (visual y auditivo, especialmente). A este respecto, el filósofo Frank Notestein (1954) afirmaba que: «Analizado en conjunto, el envejecimiento no es un problema en absoluto, es solo la forma pesimista con que se analiza un gran triunfo de la civilización».
La presbiacusia, o pérdida auditiva debida a la edad, tiene aproximadamente una prevalencia del 40% en la población de más de 65 años (Ohlemiller), siendo un proceso biológico evolutivo común a todos los receptores sensoriales. La pérdida auditiva es debida al deterioro producido por la edad, principalmente en la degeneración de la cóclea, más pronunciada a nivel de la espira basal, y sus vías nerviosas (Gil-Carcedo).
La exploración auditiva de la presbiacusia incluye tanto pruebas diagnósticas específicas destinadas a confirmar la patología como maniobras sencillas que puede realizar en consulta el médico de Atención Primaria, y que permiten seleccionar pacientes que podrían presentar esta patología.
Por encima de los 65 años las alteraciones del equilibrio comienzan a hacerse muy frecuentes y, además, surge un hecho nuevo, las caídas: 3 personas de cada 10 se han caído al menos en una ocasión y 2 de cada 10 se han caído más de una vez al año.
Al ser la presbiacusia una enfermedad de origen multifactorial, influida por factores ambientales y genéticos, el tratamiento preventivo estaría basado en actuar sobre estos factores antes de que se produjera la enfermedad. Está basado en dos aspectos: uno, el tratamiento de las hipoacusias previas, y dos, en el tratamiento de las enfermedades coadyuvantes.
Como en todo tipo de patologías auditivas, a partir del diagnostico de la presbiacusia y la recomendación por parte del especialista otorrinolaringólogo, se realiza la valoración audioprotésica. No existe un tratamiento médico. Únicamente los sistemas auditivos (audífonos, sistemas implantables, sistemas de comunicación) pueden mejorar la audición en la presbiacusia.
La adaptación de audífonos puede mejorar la discriminación del habla en la mayoría de los
individuos con hipoacusia por presbiacusia, pero en aquellos con una pérdida más severa su
uso es insuficiente. Por ello, se plantea el tratamiento mediante prótesis implantables como
el implante coclear.
El anciano debe de concienciarse de que para mejorar su comunicación con el entorno y obtener el máximo rendimiento de su ayuda técnica auditiva, precisa un apoyo reeducativo auditivo. Con esta disposición por parte del anciano, la rehabilitación debe de estar enfocada a las necesidades individuales, por ello antes de iniciar las sesiones propiamente dichas, debe de elaborarse un programa de trabajo, donde el profesional valore y conozca las inquietudes y necesidades del propio anciano, para que su reeducación auditiva se adecue a ellas.
Son pocas las publicaciones científicas que analizan las implicaciones económicas de la presbiacusia pero cualquier otorrinolaringólogo sabe las dificultades a las que se enfrentan muchos de sus pacientes cuando tienen que sufragar el tratamiento.
La atención a la presbiacusia no debe ser considerada como un elemento ajeno al resto de políticas sanitarias para las personas de la tercera edad.
El proceso de envejecimiento de la población mayor representa un importante reto para el sistema sanitario pues incrementa el gasto médico; la tercera edad suele demandar mayor número de atenciones médicas y con un mayor grado de especialización. Además, el gasto farmacéutico también tiende a aumentar en este grupo de población.
Independencia, participación, cuidados, autorrealización y dignidad son objetivos fundamentales en el futuro de las políticas de atención a la presbiacusia.
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